Un demonio ruso, de unos escasos treinta centímetros de alto, con cuerpo peludo y una cabeza enorme, calva y gris. Estos se sienten atraídos por seres humanos y disfrutan siguiéndolos; se ocultan en la sombra de su presa y se agachan rápidamente cuando el dueño de la sombra se da la vuelta imitando ser una piedra. Si un pogrebin consigue seguir a una persona durante muchas horas, una sensación de gran futilidad se apodera de su presa, quien finalmente caerá desesperada. Cuando la víctima deja de caminar y cae de rodillas para llorar por falta de sentido de todo, el pogrebin le salta encima y trata de devorarla. Sin embargo, es fácil repeler al pogrebin con maleficios sencillos o un encantamiento aturdidor.
miércoles, 19 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario